Tarde para la velocidad |Caroline Rowe|

Ya pocos quedaban en el cuartel, la mayoría ya habían salido hacia el centro, no faltaba demasiado tiempo para el inicio de una nueva carrera.  Termine de ganar una partida de billar y salí rápidamente dispuesto a tomar mi moto para salir hacia el centro, pero la maldita perra al parecer tenía otros planes para mi, jamás se puso en marcha, maldije varias veces antes de quitarme la chaqueta de cuero, seguí maldiciendo mientras buscaba algunas herramientas dentro, las maldiciones no se detuvieron mientras la desarmaba y probaba, y tampoco mientras la volvía a armar ya en funcionamiento, estaba completamente sudado y engrasado. Mi casa quedaba bastante lejos del centro, si iba hasta allí a bañarme con suerte llegaría a la carrera cuando esta acabe.

Nuestro cuartel estaba dentro de una especie de fabrica abandonada, por lo que en algún pasillo oscuro estaban los vestuarios que los antiguos empleados utilizaban, solo esperaba que aún pase el agua por sus cañerías. Con una lampara en la mano recorrí las oscuras instalaciones llegando por fin a lo que eran los vestuarios en la época dorada del lugar. Gire la llave dejando que el agua comience a salir, el paso del tiempo no había deteriorado tanto las cañerías, solo se encontraban un poco sucias al parecer.

Luego de media hora el agua ya salia transparente y por el silencio que se extendía en todo el lugar supuse que ahora si había quedado en soledad. Una ducha rápida y estaba listo. Volví por el mismo camino que había hecho antes, me había puesto mis pantalones, pero no la engrasada camiseta, esperaba encontrar alguna en algún lugar del cuartel. Ya era tarde para la carrera, comenzaría en cinco minutos, pero aún así podía ir a buscar alguna chica que me acompañe.

Llevaba una toalla en la mano con la cual me encargaba de secarme el corto cabello mientras caminaba por los pasillos, en la otra aun llevaba la lampara y me engrasada camiseta. Apenas llegue a un sector en el que ya había energía eléctrica apague la lampara de mano y la deje por allí buscando entre las gavetas alguna camiseta que alguno de mis compañeros haya dejado olvidada alguna vez. Oí el sonido de unos pasos seguido de una voz suave y algo dulce, me sonaba familiar, pero no podía distinguir de manera sencilla de quien se trataba, asome la cabeza por la puerta que daba a la habitación contigua de la cual venía la voz.

Sonreí a ver que se trataba de la hermana de uno de los snakes, la conocía de vista, nos habíamos cruzado algunas veces aquí mismo y en las carreras, aunque sabía que al hermano mucho no le agradaba su presencia aquí, no lo culpaba, a mi tampoco me agradaría ver a mis hermanas envueltas en este tipo de cosas. Me asomé por completo en la puerta, apoyado contra el marco con una sonrisa. -Hola. Intente recordar inútilmente su nombre, sabía que tenía a su hermano y primos aquí, sabía quienes eran ellos, pero no el nombre de ella. -Creo que llegas tarde, todos se han ido hace bastante ya y tu hermano fue uno de los primeros. Dije recorriendo el lugar brevemente con la mirada.

Note como me observaba, pero solo me limite a sonreír de lado de una manera algo seductora pero inconscientemente, no me podía permitir querer coquetearle a la hermana de un compañero, lo que menos quería era problemas, si se tratara de otra persona probablemente ya estaría "asechando" pero desconocía cuanto tiempo podría pretender que no notaba las miradas. [color#006600]-Travis.[/color] Crucé mis brazos en el torso aún apoyado contra el marco de la puerta. ¡Caroline! De acuerdo no, no fingiría que al ella decirlo yo lo había recordado, porque no era así, tal vez su hermano conociéndome jamás la había presentado, pero di la recordaba de vista.

-No te enfades, es comprensible que trate dejarte, no es un buen lugar, es peligroso, la policía puede aparecer de un momento a otro y si él esta corriendo no tendría modo de ayudarte. Di unos pasos entrando a la misma habitación que estaba ella buscando con la mirada alguna camiseta que pueda usar. Justo cuando vi lo que hacía me acerqué a ella, tenía su carácter al parecer. Me acerqué observándola con algo de preocupación. -¿Te lastimaste? Asentí a su pregunta. -No se si llegaremos a tiempo pero podemos intentarlo, pero antes dejame que te vea la pierna, llego a ver algo mal y en lugar de la carrera iras al hospital. Me incline frente a ella esperando que me muestre el sector en el que le dolía.

Esbocé una sonrisa ante su queja de ser siempre vista como una niña por su hermano. -Para un hermano mayor su hermana siempre será una niña, sin importar la edad que tenga. Sabía perfectamente de lo que hablaba, a pesar de llevar tiempo sin hablar con mi hermanas para mi ellas seguían siendo unas niñas, y siempre las vería del mismo modo. Sabía que incluso el día de su boda o el día que sean madres aún las vería como mis pequeñas hermanitas. Observé detenidamente la marca en su pierna. -De acuerdo, pero cuídate eso. Me puse de pie para alejarme algunos pasos, encontré una camiseta de mangas cortas que tal vez podría quedarme, me la probé y efectivamente me quedaba.

Me puse la chaqueta y busqué en un gabinete, alguna vez allí había dejado un casco, yo no lo usaba nunca, por eso lo había dejado obligado hace tiempo, una vez que había tenido que usarlo porque era un viaje largo del que venía. -Es mejor que te pongas esto. Tendí la mano en la que sostenía el casco ofreciendoselo mientras con la otra mano rebuscaba en los bolsillos intentando dar con las llaves de mi moto.